Cuando Simone se pasa por el "Refugio" a recoger a sus perros pagando los 20 euros diarios que costaba el servicio, el encargado le contesta que hubo una pelea y uno de los perros —Holly— murió. Y que los otros dos se han escapado. Jo Righi llamó a la Guardia Civil, a la Policía Nacional y por último al SEPRONA, que recoge el cadáver y tras conseguir la orden judicial, se traslada a Sevilla donde le hacen la autopsia, dando por resultado que el perro había muerto al inyectársele un paralizante muscular. Para quien no conozca esta práctica, consiste en matar al perro mediante un veneno del tipo del curare, que paraliza la musculatura respiratoria. De esta manera la víctima es asesinada por asfixia, muriendo al cabo de cinco angustiosos minutos plenamente consciente. Esto se hace así, de forma cruel, porque los paralizantes musculares están más disponibles que otros venenos dulces y se pueden matar masivamente muchos animales. Tras la denuncia a la guardia civil aparecieron los otros dos cadáveres, asesinados mediante el mismo procedimiento. Es decir: los responsables del "Refugio", mentirosos y asesinos
Simone y Jo, totalmente desesperados, no estaban dispuestos a quedarse cruzados de brazos, y tras contactar con asociaciones animalistas gaditanas, se celebra el 7 de octubre una manifestación en Cádiz a la que asisten unas dos mil personas denunciando el asesinato de perros en el "Refugio" de Puerto Real. Se hace así porque el Ayuntamiento de Cádiz es el que subvenciona y subcontrata los "servicios" de esa perrera para contener el censo canino. Y, por lo tanto, es el responsable de lo que allí sucede. La manifestación es pacífica y se celebra en el día de la Patrona de Cádiz frente a la Iglesia donde está rezando la alcaldesa Teófila Martínez con el resto de concejales. Viendo a la multitud desplegada frente a la Iglesia pacíficamente, deciden salir por una puerta de tapadillo para evitar el encuentro. Sin embargo, con la manifestación disuelta, un grupo de manifestantes se dirige a la alcaldesa, y según testigos presenciales Simone intenta mostrarle las fotografías de sus perros a Teófila. La alcaldesa le dio un manotazo a las fotos y le dijo que ella no tenía que ver porque era cosa de la perrera. Todo ello protegido con un cordón de policías municipales entre ambos. Los ánimos se caldearon y hubo insultos recíprocos, de la alcaldesa a los manifestantes y viceversa. A continuación la policía se lanzó sobre Simone, le dio una brutal paliza, le rompieron una costilla y lo detuvieron junto a Isabel S., una solidaria. En ningún momento hubo ninguna agresión por parte de Simone, ni de Isabel, ni de nadie.
Pues bien, la alcaldesa y concejalas del PP y del PSOE interponen denuncia contra Simone e Isabel por atentado y agresión, y de propina a Jo Fiori compañera de Simone. El juez decreta tres mil euros de fianza para Isabel y ordena el ingreso en prisión de Simone, encontrándose en la actualidad en el penal del Puerto. El juez no ha permitido la fianza porque aduce que Simone carece de arraigo en España, y puede huir. Así que un hombre lleva diecisiete días en la cárcel por querer enseñar una fotos de sus perros a Teófila Martínez, exigiendo el cierre de la perrera de Puerto Real.
Este es el país que tenemos. Un país donde la justicia es desproporcionada, donde los jueces presuntamente protegen al rico —porque si tienes dinero te puedes reir del mundo entero—, y encarcelan a un hombre honrado sin que presuntamente les tiemble el pulso. Un país donde la policía no duda en cometer un presunto perjurio porque es la voz de su amo. Un país donde los políticos de sueldo millonario presuntamente ofendidos y amenazados, no tienen presuntos problemas para denunciar los problemas sicológicos que les quedan tras el presunto terrible atentado para tirar la llave de la mazmorra sin verguenza de ningún tipo. Un país donde tienes que poner el «presunto» delante de todo para evitar —con suerte— que te metan un pedazo de pleito que te arruine para una larga temporada. Un país donde —y esto no es presunto—, se asesina a los animales en presuntos refugios mediante el empleo de paralizantes musculares. Y, en definitiva, un país donde cada día me da más asco abrir las páginas del periódico. Menos mal que la reacción del pueblo de Cádiz estuvo a la altura y menos mal que los Simone y Jo no se han dejado achantar, y van a luchar por el cierre de la perrera.
Dada la precariedad económica de los encausados, este es el número de cuenta para mandarles apoyo económico —quien lo desee— para gastos de abogados:
Nº CUENTA 0019 – 0194 – 11 – 4930004193
Si alguien quiere contactar con Jo, este es su correo:
hollyvitomaggie[nospam]yahoo.it
Noticia por el equipo de Alasbarricadas.org